viernes, 8 de abril de 2011

Aquí no pasa ná

Hace un mes que no escribo nada. Y no es porque no pasen cosas en el mundo, sino porque no me apetece. Mi relación con las redes sociales es bastante fluctuante, a veces me parecen una ventana necesaria y otras la boca de entrada a un callejón sin salida. Últimamente, ando más necesitado de verme con la gente en la calle, de sentir el contacto físico, de escuchar las voces y sentir los olores y los cambios de temperatura... Debe ser cosa de la primavera. O de simplemente no saber qué decir de la catástrofe de Japón, de la guerra en Libia pero no en Yemen, en Siria o en Bahrain, del castigo económico de la UE a Portugal, del interminable sufrimiento del pueblo palestino o del pueblo saharui o del pueblo somalí o de Costa de Marfil... Pero, para qué irnos a otros pueblos? Es suficiente con mirar por la ventana de mi casa y ver cómo cada vez los trenes se retrasan más, los ancianos y enfermos son peor tratados, los profesores y alumnos menos considerados, al mismo tiempo que la coyuntura económica parece fantástica a juzgar por cómo se multiplican las privatizaciones y las galerías comerciales y cómo los ciudadanos de este país cada vez consumimos más y con mayor alegría... Debe ser eso: la primavera la sangre altera.

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